El camino hacia nuestros sueños

Durante el periodo del Colegio vivimos diferentes etapas en nuestras vidas. Experimentamos la infancia, donde empezamos a descubrir el mundo que nos rodea con nuestros gustos e intereses. Desde entonces empieza la famosa pregunta: ¿Qué quieres ser cuando grande? Las respuestas en la infancia suelen ser rápidas: policía, bombero, doctora, bailarina, veterinaria. Asimismo, a medida que pasa el tiempo, la pregunta comienza a pesar más, a tener mayor importancia, seriedad, y sin importar cual sea la respuesta, casi siempre empieza a estar acompañada de críticas.

En la adolescencia, esa brújula interior gira sin descanso. Surgen dudas, inseguridades y comparaciones constantes al ver que algunos parecen tenerlo todo claro, mientras otros sienten que se pierden entre muchas o escasas alternativas. Lo que la mayoría no entiende es que eso está bien, pues la brújula no siempre señala un destino final, sino que nos ayuda a avanzar paso a paso para reconocer aquello que nos hace destacar y lo que no.

En este punto, las opiniones y reacciones de nuestra familia, amigos o incluso profesores nos pueden confundir y hace que nos preguntemos: ¿Estoy tomando la decisión correcta? ¿Esto hará que estén orgullosos de mí? Lo cierto es que no tener todas las respuestas también está bien. No contar con una idea clara, empezar a dudar de lo que consideramos que era seguro o simplemente no tener ninguna certeza son opciones válidas. Al fin y al cabo, equivocarse, dudar y experimentar no son tropiezos, sino formas de descubrir quiénes somos y hacia dónde queremos ir mientras construimos nuestro propio camino. Después de todo, el Colegio nos abre las puertas al mundo con mil ideas que giran en la cabeza; algunas pueden estar un poco revueltas, otras confusas, pero todas llenas de sueños y posibilidades. Y aunque no sepamos el camino exacto, lo que sí sabemos es que estamos listos para empezar a vivirlo.

Así que para comenzar a elegir este camino es bueno escuchar nuestra voz interior antes del confuso ruido exterior. Pedir consejos es importante, pero sin olvidar quién es el que realmente va a vivir cada experiencia gracias a esta elección. Para esto, es importante empezar a descubrir para qué somos buenos y cómo podemos aprovechar esto al máximo, combinándolo con las cosas que más nos emocionan y con nuestras metas a corto y largo plazo.

Finalmente, es importante comprender que la elección profesional va mucho más allá de unos años de carrera universitaria. Se trata de una decisión de vida, un momento en el cual se iniciará una etapa llena de aprendizajes, donde cada experiencia cuenta y la verdadera elección correcta es aquella que se convierte en nuestra pasión. Por eso, más allá de pensar en el final, donde ya tenemos claro el “qué queremos ser cuando grandes” deberíamos empezar a disfrutar más el proceso, tomándolo como un camino de descubrimiento personal. Y aunque muchas veces suena aterrador pensar que una simple inscripción a la universidad juega un papel tan fundamental en nuestro futuro o que con 18 o 19 años ya debemos tener claro qué deseamos ser “cuando grandes” también es maravilloso que lo tomemos de la manera más pasional y enriquecedora posible, porque, más allá de preguntarnos qué queremos llegar a ser, se trata de que reconozcamos quienes somos en esencia y cómo podemos aportar nuestro granito de arena al mundo, pero, sobre todo a nuestro propio mundo.